Te Quiero Contar, ¡Nunca me lo imaginé!

¡Nunca me lo imaginé!

En un pequeño cantón de la zona oriental de El Salvador, mientras el calor incesante obligaba a muchos buscar un refugio para descansar de su faena diaria, muchos corrían de un lado a otro sin importarle el sudor o cansancio, tal era el caso de José Argueta. Ingresó a la edad de 7 años al proyecto “Estrellitas de Belén”, ubicado en San Miguel.

José poseía mucha  más energía que otros niños, solía correr sin detenerse. Se salía de clases sin importar que el Pastor u otro líder de la Iglesia, estuviesen frente a él. Era conocido como el “más inquieto del CDI”, título que había ganado con honores. Golpear a otros niños, lanzar piedras, salirse de clases, no acatar órdenes entre otras actividades, era su rutina diaria.

“Me salía de casa a las 7:00 am y regresaba  a las 8:00 de la noche, sin permiso de mis padres, tampoco iba a clases a la escuela” comenta José con una pequeña sonrisa entre sus labios la cual, denotaba vergüenza al recordar ese pequeño episodio de su infancia.

Un par de preguntas recurrentes pueden formularse ¿Qué futuro puede tener un niño con este tipo de conducta? ¿Qué debe hacer la iglesia ante esta situación? Para fortuna de José, la Iglesia Elim del Concilio Centroamericano le abrazó tan fuerte, que le hizo sentir amado y no lo dejó ir. Su pastor, lideres, directora del CDI y tutores no se cansaron de amarle aun, cuando su conducta o palabras les lastimara.

A los 13 años, recuerda un suceso que marcaría el inicio de un cambio rotundo en su vida. Además de que conoció a Dios de forma más profunda, el liderazgo de la iglesia lo elige como líder de jóvenes. Desde ese momento, su carácter, decisiones y vida fueron transformados por el poder de Dios.

El tiempo ha corrido veloz, 12 años han pasado desde que José inició en el proyecto. Gracias al trabajo del CDI, la iglesia y sus líderes, ese pequeño inquieto niño se ha convertido en un joven ejemplar en su comunidad. Actualmente estudia su segundo año en el técnico en inglés, es líder de su iglesia, es ministro de alabanza y hace un par de meses, ha iniciado a traducir cartas para Compassion El Salvador.

“Nunca me lo imaginé porque, era un niño bastante desobediente y nunca me imaginé seguir estudiando, yo pensaba que iba a hacer agricultor como todos aquí en mi comunidad, nunca me imaginé que iba a ser traductor. Gracias a Dios, al CDI y a mi iglesia que creyeron en mí, hoy soy lo que soy.” Comenta José con una sonrisa de satisfacción y con un brillo en sus ojos que, sin hablar muestran su agradecimiento.

Ahora, ese pequeño niño ha crecido, es un joven de 19 años con un futuro glorioso por delante, todo eso, gracias a una iglesia que le abrazó aun en sus peores momentos. El trabajo de iglesia en la vida un niño tiene un peso eterno. Su palabra dice “que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis.”, Mateo 25:40. ¿Lo estás haciendo?

 

Fotografías y Texto por Dave Vásquez, Storyteller Collaborator